lunes, 16 de noviembre de 2015

Dos reflexiones sobre autoritarismo

Fuente: Subversion
Autor: Melecio Figueroa



“La escuela es como una cárcel”

En la secundaria donde trabajo un alumno declaraba lo siguiente: “La escuela es como una cárcel; tenemos que traer uniforme, no nos dejan salir, el prefecto es como el vigilante, nos dicen a qué hora tenemos que descansar…”. Por si les queda duda, el niño jamás había leído a Foucault, y probablemente nunca lo lea, pero su análisis era prácticamente idéntico. Todos sabemos que el sistema escolarizado es autoritario, incluso lo saben los niños, nadie los engaña. Los niños ya no se dejan engañar por el viejo argumento de que “es por su bien” o que “en el futuro lo van a agradecer”.

En los tiempos del esclavismo, a los esclavos que se rebelaban o intentaban escapar eran castigados severamente de una manera física. Al contrario de lo que habitualmente se piensa, esta necesidad de castigar no era por el sadismo abierto de los esclavistas, pues aquellos que eran sádicos podían torturar a sus esclavos sin motivo alguno. Se les castigaba por el miedo a que lo hicieran de nuevo, y a que esa conducta se convirtiera en cotidiana. Era por el miedo a perder su autoridad como patrones y dueños. Esto es análogo a lo que vivimos en la escuela: cada que el niño no hace las cosas como se le ordenaron, recibe un castigo, cada que el niño se atreve a salir del orden establecido merece ser reprendido. Los profesores debemos admitir que no lo hacemos por el bien del niño, sino por el miedo a perder nuestra autoridad. 

El Joker de Heath Ledger ¿Protofascista? 

¿Por qué hasta la fecha el último Joker cinematográfico, el creado por Nolan e interpretado por Ledger, genera simpatía y admiración? Este personaje encarna el hartazgo generalizado contra las instituciones públicas (y privadas); es delincuente para demostrar que el sistema no sirve. Sin embargo, en nada de lo que él expone se puede articular una salida o una alternativa. El Joker es un "significante amo" del descontento, que perfectamente puede abanderar tanto al nazifascismo como a la izquierda radical. Lo mismo pasa con el fascismo: su discurso es anticapitalista, y contra los monopolios trasnacionales propone los monopolios nacionales; contra la tiranía del capitalismo internacional, un capitalismo nacional (más tirano y con un toque de racismo).

Este Joker genera admiración justo en la medida en que representa el hedonismo nihilista (si se me permite la expresión) del descontento (casi) universal del sistema. Esta admiración es análoga al nuevo intento por reivindicar la figura de Porfirio Díaz. La lógica es la siguiente: contra un sistema caótico necesitamos mano dura, alguien que tenga el valor de poner las cosas en su lugar, ya sea enfrentado al sistema (como Joker, aunque este enfrentamiento lleve a un pozo sin fondo), o sea tomándolo en sus manos (como Porfirio Díaz). El psicoanalista Jacques Lacan decía sobre los movimientos estudiantiles de Mayo de 68: “Lo que ustedes quieren es un nuevo amo. No se preocupen, lo tendrán”. 

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